domingo, 3 de enero de 2010

Dominga Ortiz

En el pueblo de Canaguá, actual capital de la parroquia “José Antonio Páez” del municipio Pedraza, nació Do­minga Ortiz el primero de noviembre de 1792. Pertenecía a una familia de las que llamaban de la buena sociedad, hija de don Francisco de Paula Ortiz y de doña Micaela Orzúa, ambos propietarios de tierras y mucho ganado. Quedó huérfana a temprana edad y en 1807, a los 15 años, conoció al joven José Antonio Páez, quien huía del temor de que la justicia lo hiciera pagar por la vida de un salteador de caminos. Contrae matrimonio en la Iglesia del pueblo de Canagúa con el “catire” Páez el primero de julio de 1809, cuando ella apenas tenía dieciséis años de edad y él diecinueve. Tuvo dos hijos: Manuel Antonio y María del Rosario.
Por amar a la causa de la Independencia y a su marido participó Dominga en algunas campañas de la guerra por la liberación de Venezuela del yugo español, y prestó servicios a la causa revolucionaria. En 1816 organizó a un grupo de mujeres en Valle de La Pascua para atender y curar a los heridos del ejército de llaneros que luchaban por la emancipación. Con justicia esta extraordinaria y buena mujer ha sido considerada la primera enfermera del ejército patriota. Dominga fue una mujer modesta y profundamente bondadosa; era una bendición para la muchedumbre que emigraba de los pueblos por el horror a la guerra que producía el acoso de los realistas. El propio Libertador Simón Bolívar, cuando llegó al Apure en 1818, hizo públicas y oficiales manifestaciones de gratitud a esta mujer sin igual.
Tenía nuestra heroína muy arraigadas ideas católicas y era una mujer muy valiente al punto que, sin ningún temor, llegó a llamar públicamente por la prensa de la época ladrones a dos gobernadores de Venezuela: A Joaquín Herrera, gobernador de la Provincia Carabobo y a Napoleón Sebastián Arteaga, gobernador de la Provincia de Barinas.
Temerosa del odio desatado de sus enemigos políticos de Barinas, por la única razón de haber sido la esposa del protagonista de los hechos de 1848, se ve obligada a refugiarse en la ciudad de Pedraza. Allí vivió doña Dominga Ortiz, con 56 años de edad, sin recursos y en estado de pobreza. De Pedraza viajó a Barinas y a Valencia, y luego a Cumaná donde se hallaba prisionero Páez, para diligenciar su liberación.
Doña Dominga Ortiz fue una señora respetada y respetable. Sus contemporáneos reconocían perfectamente su labor meritoria, sabían de la grandeza de sus aportes a la lucha revolucionaria y también de su sacrificada vida. Murió en Caracas el 31 de diciembre de 1875, a los 83 años, en la casa de habitación de su hija María del Rosario, ubicada en la parroquia La Candelaria, entre las esquinas de Tracabordo y Guzmán Blanco, en Puente Yánez.